El fin de semana en la playa

Entonces me llamas y me dices que quieres pasar el fin de semana en la playa. Venga, vamos a planearlo. Coge un mapa, señálame un punto. Marquemos la ruta, establezcamos horarios.

No. Espera. Esto no está funcionando.

Es aburrido.

Creo que es mejor irnos sin mapa. Coger el coche más destartalado y conducir hasta decir basta. "¿Hasta que necesites estirar las piernas?", me preguntas. "No", te respondo. "Hasta que te necesite a ti".

Conducir hasta necesitarte. Conducir hasta conducirte.

La única condición es que a medio camino me cuentes a qué viene tanta prisa. Por qué ahora. Por qué hoy. Ni siquiera estamos a fin de semana, aún es martes. Pero cuéntame por qué quieres olvidar tu nombre e inventarte apellidos. Cuéntame por qué quieres ir a ese pueblo y no a otro. No lo has elegido al azar y lo sabes. Lo sabemos. Qué pasa con este pueblo, qué hacemos aquí.

Si te lo pregunto no es para que me des tu versión estándar. Quiero la cruda. Tu versión más pura y más desnuda.

Basta. Te dije que conduciría hasta aquí. Necesito tú. Dímelo, ahora. Dime quién eres. Qué te hace ser. Dime. No te voy a juzgar.

¿Voy demasiado rápido? Voy a aflojar.

Dejemos esta conversación para más adelante si quieres.

Elijo tu silencio, pero joder, no te calles ahora. Ponme tu música. Puedes hacer de DJ, mi papel de conductora hace rato que está pactado. Cántame tus canciones favoritas. Las tristes cuentan también. Puedes fumar, pero abre la ventana si vas a hacerlo. Tira las cenizas, la ropa ya la tirarás luego. No te despistes, te necesito de guía también. Tranquilo, no me importa si te equivocas. Puedes llevarme por la derecha en vez de por la izquierda. Pero no me hagas coger la rotonda, no me gustan las vueltas.

¿Tienes hambre? Desviémonos. Por aquí hay un restaurante que dicen que está bien. Pero no hace falta que te acabes el plato, siempre has sido de comer poco. Mejor vayámonos. Vayamos a conocernos al baño más sucio. Ese, el que tiene grafitis y papel mojado por todos lados. El que enreda y desenreda los juramentos más humanos.

Volvamos al coche. Aún no hemos llegado y ya es de noche. Tienes sueño. Ahora tárdame en decidir dónde quieres dormir. Sino también podemos seguir hasta que no haya nadie en la autopista.

Pero ya es tarde.

Tú ya duermes.