21 de marzo. Historias para dormir

Historias para dormir. ¿Cuál era tu libro preferido cuando eras niño? ¿Influyó en cómo eres ahora?

Soy una ávida lectora desde niña. Siempre podías encontrarme rodeada de libros. Mis estanterías no daban abasto y, cada poco tiempo, me descubría llenando cajas y cajas de historias de diferentes temáticas, muy definidas por la edad del momento. Me encantaba que mis padres me leyesen cuentos antes de dormir y siempre tenía algún que otro predilecto y favorito.

Empezamos por los clásicos: la caperucita roja, los siete cabritillos... Recuerdo poseer un tomo, especialmente pesado, que reunía los grandes clásicos y cuyas ilustraciones me entusiasmaban e inspiraban muchísimo. ¡Eran bellísimas! De hecho, mientras escribo estas líneas, siento que conecto con un deseo al que nunca había prestado atención. Un deseo muy tímido. ¿Podría hacer yo algo parecido? Ojalá...

De los grandes cuentos, pasamos a mis primeras lecturas en solitario: "Cuentos de un minuto", "Dos minutos y se acabó". He perdido la cuenta del número de veces en que me leí esos cuentos y, cómo no, siempre escogiendo mis favoritos. Podría citar algunos títulos, de memoria: "Pilarín y los bombones", "La casa embrujada", "El niño caprichoso"... Una y otra vez, los mismos cuentos. ¿Cómo no me cansaba?

De ahí, pasamos a mi primera saga: "Kika Superbruja". ¡Me encantaba! Leía tomos y más tomos de la serie. Recuerdo ir a clase, en Primaria, e ir directa hacia la colección de Kika Superbruja. Hasta que, un día, se me terminó. "¿Y ahora qué hago?". Entonces, lo vi: "Harry Potter y el prisionero de Azkaban". No exagero cuando afirmo que esa decisión cambió por completo mi vida. Siempre me había gustado mucho la historia del niño mago con gafas y cicatriz de rayo. Pero hasta el momento, solamente había conectado con él a través de la pantalla, con sus películas (que, de hecho, me sabía de memoria).

Lo que nunca llegué a imaginar es la obsesión que me iba a producir el mundo mágico. Con él, aprendí a escribir. Con él, cimenté mis valores con respecto a la amistad y el amor. Por él, conocí amistades que también aportaron no un granito, sino una montaña a mi carácter. Afianzó mi personalidad, siempre en búsqueda del bien. La influencia que ha tenido Harry Potter en mí, creo que es incalculable. Estoy segura de que sería una persona muy distinta a día de hoy.